Provincia de Cádiz

"Que se pudran en la cárcel"

  • El hijo del churrero pide una condena ejemplar para los presuntos asesinos "y que no salgan a la calle pocos meses después"

José Manuel Romero Núñez, ante el puesto de churros.

José Manuel Romero Núñez, ante el puesto de churros. / Nacho Frade

José Manuel Romero Núñez se apoya en el mostrador de su churrería en Chiclana y habla con satisfacción y liberación sobre el apresamiento de los supuestos asesinos de sus padres una fatídica madrugada de septiembre de 2004.

A las nueve y media de la mañana recibió una llamada telefónica de la Guardia Civil para informarle que cuatro personas habían sido identificadas como los presuntos autores del crimen que conmocionó en su día a los vecinos del municipio chiclanero. Creía que se trataba de una cita más con la Benemérita para una nueva ronda de reconocimiento de fotos que aportara alguna pista al crimen. Pero no fue así, los agentes le daban al fin una buena noticia.

"Yo ya había perdido la esperanza y estas detenciones suponen para mí como si me hubiera tocado el primer premio de la lotería". Así dice sentirse José Manuel, quien no olvida los trece años de sufrimiento e impotencia que ha vivido junto a su familia desde que unos individuos se colaron en la vivienda de sus progenitores a robar y asesinar a su padre, Antonio Romero, dejando herida de muerte a su madre Manuela Núñez, quien pocos meses después falleció a consecuencia de la brutal paliza que recibió sin un resquicio de piedad.

Han sido trece largos años de espera sin escuchar nada positivo por parte de los agentes de la Benemérita sobre este trágico suceso. Pero ayer fue un día especial para la familia Romero al conocerse a los presuntos culpables. "Por mí, que se pudran en la cárcel", dijo tajante José Manuel, quien reclama una condena ejemplar "y que no ocurra como en otros casos que salen a la calle pocos meses después". No obstante, considera que "se ha hecho al fin justicia", pero para él queda aún un asunto pendiente "porque estoy convencido de que hay un cabecilla que guió a esos delincuentes hasta la casa". En este sentido, relata que alguien debió aportarles información sobre cómo acceder a la vivienda, ya que entraron por una azotea contigua y sabían perfectamente como introducirse hasta el interior del inmueble situado en la calle Álava número 5, en la zona de La Banda de Chiclana. "No voy a parar hasta dar con esa persona", apostilla.

Pero, pese a ello, para José Manuel y sus hermanos (Alonso, Bernarda y Esperanza) con el arresto de los presuntos culpables acaba un calvario y una pesadilla que parecía no tener fin. Y es que, además, la familia Romero se ha sentido "señalada" por parte de sus propios vecinos puesto que la gente hacía comentarios "muy dolorosos para nosotros", lamenta el hijo de las víctimas. Se refiere a que surgían acusaciones de que uno de los nietos de Antonio tenía por aquella época problemas con la justicia y que quizás estuviera implicado en el suceso. Es por eso por lo que, con las detenciones, quedan al fin despejadas muchas dudas maliciosas.

A pesar de que han transcurrido demasiados años para la resolución de este caso, José Manuel asegura que la Guardia Civil ha desempeñado una excelente labor "porque han trabajado muy bien y en ningún momento han abandonado", dijo.

Su padre era una persona muy conocida y querida en Chiclana que regentó durante muchos años un puesto de churrería junto al Puente Chico. Ahora, a pocos metros regenta ese mismo negocio, donde también vende golosinas para buscarse la vida.

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