Andalucía

La hermana del presunto asesino trasladó en su coche el cuerpo de la niña

  • Rosa del Valle admite que llevó a Santiago, que portaba en un carrito a la pequeña, a un híper en domingo · La esposa ingresa en una prisión de Sevilla por el caso de los abusos a su hija

Rosa del Valle, la hermana del presunto asesino de la pequeña Mari Luz Cortés, ayudó a Santiago a deshacerse del cuerpo sin vida de la niña poco después de su desaparición, en la misma tarde del pasado 13 de enero en Huelva.

Según ha podido saber este diario, la mujer -detenida e ingresada en el centro penitenciario junto al presunto autor- ha admitido que aquel día trasladó a Santiago en su propio coche hasta las inmediaciones del centro comercial Carrefour en la capital onubense, a pesar de que se trataba de un domingo y la superficie comercial estaba cerrada. Rosa del Valle señaló que su hermano llevaba un carrito de la compra y fue en este carro en el que Santiago del Valle escondió a la niña, ya sin vida, para poder sacarlo de la casa, ubicada a pocos metros del domicilio familiar de los Cortés, y meterlo directamente en el vehículo de su hermana.

Santiago y Rosa tuvieron que realizar el traslado del cuerpo de la niña antes de las 19:30, ya que aproximadamente a esa hora familiares de Mari Luz (entre los que se encontraban su padre y su tío, Juan José y Diego Cortés, respectivamente) irrumpieron en la casa de los del Valle buscando a la niña, que ya llevaba desaparecida varias horas. Ayer trascendieron más datos sobre Rosa del Valle, también relacionados con anteriores encontronazos con la justicia. El pasado 14 de marzo, la presunta cómplice fue detenida por la Policía Nacional y trasladada a la comisaría por incumplir una orden de alejamiento de una abogada a la que al parecer siguió en repetidas ocasiones y la esperaba allá donde iba. La letrada la denunció y el juzgado correspondiente emitió una orden de alejamiento. Rosa del Valle obvió el mandamiento judicial y fue detenida. En el marco de la investigación por la muerte de la pequeña Mari Luz, queda pendiente de cerrar el grado de participación de la mujer en el fallecimiento; es decir, si su figura es la de encubridora o cómplice. Lo que ha trascendido de su declaración es que afirma que se encontraba dormida esa tarde y que su hermano la despertó para pedirle que lo llevara al referido centro comercial, donde , asegura, lo dejó y se volvió a la casa.

Precisamente esta ausencia de la casa de los del Valle en la Avenida de las Flores de El Torrejón ha sido confirmada por la mujer del presunto asesino, Isabel García, que pasó a delatar a su marido después de haberle servido de coartada en las primeras semanas tras la desaparición de la niña. Antes de las detenciones, Isabel García cambió su declaración y reveló que aquella tarde hubo una franja horaria en la que no vio a Santiago y que no estuvo en la casa. Tras la aparición del cuerpo de Mari Luz Cortés en las aguas de la ría el pasado 7 de marzo, los investigadores volvieron a centrar su mirada en el Estero del Rincón, donde posiblemente arrojara el cadáver de la niña.

Isabel García ingresó ayer en el área psiquiátrica de la cárcel Sevilla-II para cumplir la condena de 15 meses de internamiento que le fue impuesta por un juzgado de Sevilla por un delito de abusos sexuales, al consentir que su marido se aprovechara de su hija de cinco años.

Fuentes policiales explicaron que ha sido el propio Juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla -el primero en condenar al matrimonio- el que ha decretado el internamiento de la mujer, que fue trasladada desde Cuenca, donde fue detenida, hasta la capital hispalense.

De esta manera, Isabel García, quien se encontraba en paradero desconocido desde 2006 y que sufre un retraso mental moderado con una "personalidad notablemente influenciable y manipulable", comenzó a cumplir la pena impuesta en 2002 y ratificada en 2005.

En la sentencia, el magistrado explica que la participación de la mujer en los hechos es "clara", ya que "no sólo se realizan los actos lúbricos sobre su hija menor en su presencia, sino que no realiza ningún acto para evitarlos, contribuyendo a imputar los mismos, falsamente, a otra persona" y a pesar de que en alguna ocasión le dijo al acusado que no le hiciera eso a su hija, "lo consintió" y "nunca hizo nada para impedirlos".

Dice el fallo que el padre, al cometer los abusos, actuó en todo momento, con la "clara intención libidinosa, con la colaboración de su esposa, perpetrando los actos preferentemente por la noche y en el dormitorio conyugal, en un ataque frontal, directo, consciente y premeditado, en claro menosprecio de la sexualidad e intimidad de su hija, sin importarle el daño que pudiera causarle, dado el nulo respeto que siente hacia su desarrollo personal y la carencia absoluta de preparación para la educación y formación de sus hijos". Los hechos que el juez declara probados se remontan a la primavera de 1998.

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