Deformación profesional. Un poeta andaluz que se sirve de un rosario de poetas andaluces para explicar lo que él entiende por Andalucía. El granadino Luis García Montero escribió su Teoría del Sur a mediados de agosto hace ya ocho años largos. Lo hizo después de un paseo por la playa de Punta Candor, donde se cierra la Bahía de Cádiz. Allí vio cómo los veraneantes aplaudieron al sol en el ocaso y ese gesto espontáneo sirvió al poeta para reivindicar una forma de vida.

En su discurso en nombre de los premiados por el Día de Andalucía, García Montero contó la historia de aquella puesta de sol al Teatro de la Maestranza. Un rato antes, los asistentes habían roto en aplausos de forma espontánea -igual que los veraneantes- cuando el presentador del acto recordó a Pablo Ráez, que falleció el pasado sábado de leucemia y se convirtió en protagonista del acto por su capacidad para provocar un crecimiento sin precedentes en el número de donaciones de médula ósea en su lucha contra la enfermedad.

No hizo García Montero ninguna mención expresa al joven malagueño, pero sí aludió a la "solidaridad de la resistencia" del pueblo andaluz. Eso fue lo que se encontró Luis Cernuda cuando llegó a México después de varios años de exilio anglosajón. "Una de las cosas que más le conmovió fue reconocer la dignidad de la pobreza", recordó el poeta granadino. Cernuda, entonces, se planteó si es posible aunar la riqueza con los valores positivos. El poeta sevillano de la Generación del 27 lo consideraba una quimera, pero ayer García Montero lo puso como reto para los que se consideran andaluces: "salir de la pobreza sin caer en la prepotencia del lujo".

Para el granadino, es "una buena tarea" a la hora de buscar una identidad, pero ¿cuál es la identidad de los andaluces? Volvió entonces el flamante hijo predilecto a tirar de herencia. Fue su paisano Federico García Lorca, que creía que el ser de Granada lo inclinaba "a la comprensión simpática de los perseguidos", quien definió a los andaluces como solidarios. También son, siguiendo el ejemplo el poeta andalusí Ibn Hazm, defensores de la libertad de expresión. Aludió García Montero a un poema de este cordobés del siglo XI que vio quemada su obra tras separarse del discurso oficial del Califato. Cien años después, Averroes se erigió incluso como defensor de la igualdad de género. "En estas sociedades nuestras se desconocen las habilidades de las mujeres porque sólo se utilizan para la procreación. Esto inutiliza sus otras posibles actividades", escribió el poeta cordobés en el siglo XII.

Esa, grosso modo, es la identidad andaluza para Luis García Montero. Una identidad "que más que encerrarse en el costumbrismo, ha querido siempre transcender las fronteras". Por ese motivo no corre el riesgo de radicalizarse en un nacionalismo como el que Donald Trump practica en EEUU. "Hay demasiadas banderas, pero tampoco es muy alentadora la renuncia. Sin identidad, nadie se siente responsable de nadie", recordó el poeta granadino, que considera tan peligroso el "soberbio" que mata en nombre de su dios, como quien "no se conmueve con el hambre de la vecina del cuarto".

Poesía de la Experiencia en estado puro por parte de un profesor que sí alertó de un peligro. "Un nuevo tipo de analfabetismo orgulloso de serlo" en un país con unas tasas de lectura alarmantemente bajas. Tampoco ayudan, según cree García Montero, la telebasura y la discusión zafia en las redes sociales. Todo esto en la sociedad donde nació Francisco Giner de los Ríos, que se esforzó en llevar la cultura al pueblo con su Institución de Libre Enseñanza. Un pueblo del que forman parte personas que aplauden a una puesta de sol en una playa de Cádiz.