Laboral La jubilación de los médicos en la sanidad pública andaluza

El SAS se los pierde

  • El Colegio de Médicos de Málaga y cuatro sindicatos piden que el retiro de los facultativos no sea forzoso sino voluntario, para paliar el déficit de profesionales

¿Debe un médico jubilarse de manera forzosa a los 65 años o hay que permitir que aquellos que quieran, sigan trabajando en la sanidad pública después de esa edad? ¿Deben renovarse las plantillas o hay que retener la experiencia de los más veteranos dejando que continúen aquellos que lo deseen?

Puede haber muchas opiniones para responder a estos interrogantes. Pero hay una realidad: faltan facultativos. Para paliar ese déficit, entre otras medidas, el Colegio de Médicos de Málaga y los sindicatos UGT, CCOO, Sindicato Médico y Astisa han lanzado la reivindicación a las autoridades sanitarias de que permitan que aquellos profesionales que lo soliciten y estén en condiciones puedan continuar después de los 65 años.

Y es que la lista de especialistas que ha perdido la sanidad pública en los últimos seis años debido a este retiro establecido en el Estatuto Marco del Personal Sanitario es ya muy larga. Ignacio Cano, Norberto González de Vega, Antonio Maté, Félix Malpartida, Alfredo Queipo de Llano, Juan Larracoechea, Aurelio Valencia o Jorge Huelin son apenas algunos. La mayoría sigue ejerciendo la profesión. Son jubilados en el SAS, pero prestigiosos médicos en la sanidad privada ya que la legislación no les prohíbe continuar trabajando por su cuenta más allá de los 65 años. Casi todas las comunidades autónomas permiten seguir ejerciendo en la sanidad pública a aquellos facultativos que lo solicitan. Andalucía es la única que no contempla esta opción.

"Se da la paradoja que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) los jubila forzosamente a los 65 años y en la privada rinden 10 años más porque la sociedad va a buscar a esos especialistas a la privada por su prestigio", argumentaba el presidente del Sindicato Médico, Fermín Parrondo.

Antonio Maté, ex jefe del Servicio de Cirugía General, Aparato Digestivo y Trasplante de Órganos Abdominales del Carlos Haya de Málaga, fue jubilado hace un año, al cumplir los 65 y después de tres décadas al servicio del hospital. "Yo hubiese seguido en la sanidad pública. A los 65 años todavía muchos médicos son aprovechables por su gran experiencia. Hay gente muy formada que todavía puede aportar muchas cosas. La jubilación debería ser a los 65, o a los 50, pero voluntaria".

Él sigue trabajando en su consulta privada. Opera una vez a la semana y otros tres días pasa consulta. Además, suele hacerse 8.000 metros de remo diarios, 15 minutos de bicicleta, tiro al blanco, entrenamiento en todos los aparatos y también tiene tiempo para andar a caballo. Dice que piensa seguir trabajando "mientras me sienta en condiciones". Que sólo se retirará cuando empiece a perder facultades. Pero para entonces ya tiene planes: recorrer Europa a caballo, leer muchos libros que le van quedando pendientes y escuchar mucha música.

Concede la entrevista después de haber visto a una pila de pacientes, atiende varias llamadas sobre sus casos durante la conversación y cuando acaba, cerca de las 20:30, se va para la clínica a ver a los enfermos que ha operado.

Ignacio Cano, ex jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Carlos Haya, también sigue trabajando. Tiene 72 años y pasa consulta tres veces a la semana. "Yo no quería jubilarme del SAS, hubiese continuado por lo menos un par de años. La sanidad pública está perdiendo mucho capital humano con la jubilación forzosa a los 65 años porque a esa edad un médico tiene mucha experiencia". Además, sostiene que en cada jubilación debe prepararse al sustituto para que el recambio no resienta el trabajo.

Cano fue el especialista que introdujo la reproducción asistida en la sanidad pública malagueña e ideó el programa de ovocitos compartidos para que los óvulos sobrantes de mujeres que someten un tratamiento sean donados a aquellas que quieren ser madres pero que no los producen. Cuando lo jubilaron, tenía intención de aumentar los ciclos de reproducción asistida que se hacían en el Materno. El retiro le rompió los planes. Ahora hace un centenar de ciclos al año junto con su hijo, también ginecólogo, pero en la sanidad privada. Además, juega al golf, viaja, disfruta de sus nietos y hasta le queda tiempo para hacer bricolaje.

Al hilo de la crisis, un facultativo argumentaba que con la jubilación forzosa se resienten las arcas públicas porque todos los médicos que antes cotizaban, ahora cobran. Miguel Valenzuela, ginecólogo del Materno y vicepresidente primero del Colegio de Médicos, está a punto de que lo jubilen y critica con dureza el retiro forzoso: "Están sustituyendo a profesionales que tienen su plaza mediante oposición por otros designados a dedo y más manejables". Otro médico -que está a favor de la jubilación a los 65, aunque defiende que los que quieran seguir puedan hacerlo- resumía: "El SAS los está perdiendo. El SAS se los pierde".

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