miguel ángel moratinos. ex ministro de asuntos exteriores

"Europa ha actuado tarde y mal con los refugiados"

  • El diplomático, en Huelva para hablar de Doñana, afirma que la comunidad internacional debe trabajar militarmente de manera coordinada en Oriente Próximo para combatir al EI.

Miguel Ángel Moratinos, ex ministro de Exteriores, estuvo en Rociana para recordar el valor de Doñana como patrimonio medioambiental y como emblema en Europa de un espacio que ha permitido legar a las generaciones futuras 32 kilómetros de playa virgen que garantizan todo un ecosistema.

-¿Qué significa Doñana como paradigma de conservación medioambiental?

-Es un privilegio para España que en Andalucía y más concretamente en Huelva exista lo que representa el pulmón de Europa. Un ejemplo máximo de la biodiversidad, término que aquí ya se comenzó a proteger y proyectar como uno de los objetivos fundamentales de la nueva agenda de sostenibilidad que la comunidad internacional se ha fijado. Aquí supieron descubrir e identificar la riqueza de este hábitat y un modelo de desarrollo que queremos implantar en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

-Pero, la Reserva de la Biosfera despierta recelos en la población por considerarse un freno para el desarrollo económico y las infraestructuras que la vertebran.

-Es un factor que hay que superar. No se puede lograr el desarrollo económico y una mejora de las condiciones sociales y humanas si no van en paralelo a un respeto a la biodiversidad. No podemos vivir en muros separados y excluyentes, en entornos diferentes que no resuelve el problema de fondo. Es necesario buscar un equilibrio que preserve el Parque Nacional de Doñana y respetar los intereses económicos de la sociedad.

-¿Falta entonces pedagogía?

-En general sí. En la comarca de Doñana han vivido de manera más directa esta realidad, pero en general el ciudadano no percibe como una prioridad los temas de sostenibilidad. Al llegar a Rociana me he encontrado en ventanas y balcones "Agua ya". Ello delata que existe una conciencia colectiva que revela que este recurso forma parte de su existencia y de su futuro; en definitiva, de su desarrollo sostenible.

-Vayamos a Europa. ¿Cómo valora la respuesta que se ha ofrecido a los refugiados?

-Muy mal. La respuesta ha sido tardía, tibia e insuficiente, dejando muchos interrogantes por plantear. La nueva política común en materia de asilo, refugiados e inmigración tiene que abordar la convergencia de estas tres presiones demográficas que tendrán que atender los estados miembros. Las acciones se han producido después de la presión de los refugiados, no como una estrategia global a la crisis humanitaria generada por la guerra de Siria. A partir de aquí es necesario buscar soluciones que permitan atender a todo refugiado según los tratados internacionales de la UE, los nacionales y de la Convención de Ginebra.

-¿Qué se puede hacer en Siria?

-En Ginebra nuestra representante permanente de España ante la Oficina de Naciones Unidas, Ana María Menéndez, busca una solución política y diplomática. Junto a ello tenemos que desactivar al Estado Islámico (EI). Una buena noticia ha sido la recuperación de Palmira por parte de las fuerzas del Gobierno. Ello demuestra que cuando se trabaja de manera coordinada y concertada se obtienen resultados sobre el terreno. Lo que no es normal es la división y la lucha de poder e influencia de los distintos actores internacionales que tendrían que ponerse a trabajar bajo el mandato de la ONU, atendiendo a la legalidad internacional y bajo una resolución del Consejo de Seguridad. Si se hace así, vaticino un final de una guerra que ya se ha cobrado más de 250.000 victimas.

-¿Ve coherente pagar a Turquía por guardar las fronteras?

-Eso no es pagar. Turquía tendría que haber respondido como miembro que negocia su integración en la UE, donde se han cometido muchos errores estratégicos. Europa nunca tuvo que haber dicho que no a su adhesión como país miembro. Ahora, Turquía reclama esa ayuda humanitaria porque ha recibido en su suelo a más de dos millones de refugiados a los que necesita dar un espacio.

-¿Qué puede hacer la comunidad internacional para evitar el azote del Estado Islámico?

-Ante los fanáticos y los locos que ponen bombas y matan a civiles e inocentes en las capitales europeas la respuesta ha de ser obligarles a deponer las armas y para ello hay que encontrar capacidad de respuesta en Oriente Próximo. La comunidad internacional tiene que trabajar militarmente de manera conjunta y coordinada, como se esta haciendo últimamente con buenos resultados tanto en Iraq como en Siria.

-¿Tienen la misma responsabilidad quien vende armas y quien las dispara?

-La venta tiene que respetar el código de conducta y los acuerdos internacionales que impiden vender armas a zonas donde hay conflictos armados, no incendiar zonas de conflicto suministrando armas a lugares donde eso puede servir como un efecto bumerán en contra de los intereses de aquellos países que buscan soluciones diplomáticas, políticas y pacíficas.

-Zapatero y usted lideraron la Alianza de Civilizaciones. ¿Qué análisis realiza en retrospectiva?

-La Alianza de Civilizaciones es más necesaria que nunca. En su día fue un concepto y una iniciativa que tuvo su razón de ser tras el atentado que sufrimos en España el 11 de marzo de 2004. Nuestra respuesta fue coaligarnos con los países árabes y musulmanes para entender y favorecer la tolerancia y la convivencia de cultura entre las regiones. Hoy día, desgraciadamente, la iniciativa no tiene el protagonismo que debiera.

-¿Es tan pernicioso a nivel económico y social el que se dilate la formación de Gobierno?

-Hay que dejar trabajar a las instituciones democráticas. Todos deseamos que haya un Gobierno pronto, pero el electorado votó y dejó una situación compleja. Hay que dejar a los actores encontrar la mejor manera de buscar un Gobierno de coalición.

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